Hola a todos, mi nombre es Javier Marin, y les escribo con el corazón en la mano y una profunda preocupación por mi padre, Henry Gustavo Marín y como de cariño le decimos “NENE” . Mi papá, a sus 67 años, es el pilar de nuestra familia. Es un esposo dedicado, el padre de mis dos hermanos y yo, y un mecánico industrial con manos que han construido y reparado toda su vida. Desde que tengo memoria, mi papá ha sido la fuerza, la sabiduría y la alegría en nuestro hogar.
Pero el pasado 13 de mayo de este año, aquí en Maracay, nuestras vidas se detuvieron. Mi papá sufrió un infarto. Fue un golpe devastador. Los médicos nos dijeron que tiene una seria lesión subepicárdica en la parte inferior de su corazón. Desde ese día, la angustia no nos ha dejado.
La única esperanza para que mi papá vuelva a ser el de antes es una operación a corazón abierto para instalarle un stent coronario. Esta cirugía es vital, es la única oportunidad para que regrese a casa, para que siga compartiendo sus historias, sus chistes y el amor incondicional que siempre nos ha dado.
Ver a mi papá así es increíblemente difícil. Él, que siempre fue fuerte e incansable, ahora necesita de nosotros más que nunca. La preocupación por su salud se mezcla con una realidad muy dura: el costo de esta operación es de 16 mil dólares netos, y eso sin contar los gastos postoperatorios, que sabemos que serán considerables. Mi familia y yo, gente de trabajo honesto, simplemente no contamos con esos recursos.
Cada día que pasa sin la operación es un día de inmensa angustia para todos. Sentimos que el tiempo se nos escurre entre los dedos. No podemos permitir que la vida de mi padre se vea truncada por una barrera económica.
Por eso, hoy les pido su ayuda. Cada donación, no importa cuán pequeña les parezca, es un rayo de esperanza para nosotros. Nos acerca a la meta, nos permite cubrir el costo de esta vital cirugía y los cuidados que mi papá necesitará para recuperarse por completo. Su generosidad puede darle a mi padre una segunda oportunidad, permitirle volver a abrazar a mis hijos, sus nietos, y seguir siendo el faro que ilumina nuestras vidas.
Ayúdennos a que el corazón de mi padre, que tanto ha dado por nosotros, reciba la atención que necesita para seguir latiendo con fuerza. Su ayuda es la esperanza de mi papá y la nuestra.
Hello everyone, my name is Javier, and I’m writing to you with a heavy heart and deep concern for my father, Henry Gustavo Marín. My dad, at 67 years old, is the backbone of our family. He’s a loving husband, the father of my two siblings and me, and a dedicated industrial mechanic whose hands have built and repaired things his entire life. For as long as I can remember, my dad has been the strength, wisdom, and joy in our home.
But this past May 13th, here in Maracay, our lives came to a halt. My dad suffered a heart attack. It was a devastating blow. The doctors told us he has a serious subepicardial lesion on the inferior wall of his heart. Since that day, the anxiety hasn’t left us.
The only hope for my dad to get back to his old self is an open-heart surgery to install a coronary stent. This surgery is vital; it’s the only chance for him to come home, to continue sharing his stories, his jokes, and the unconditional love he’s always given us.
Seeing my dad like this is incredibly difficult. He, who was always strong and tireless, now needs us more than ever. The worry for his health is compounded by a very harsh reality: the cost of this operation is 16 thousand net dollars, and that’s not even counting the crucial post-operative expenses, which we know will be considerable. My family and I, honest working people, simply do not have the resources to cover this life-defining amount.
Every day that passes without the surgery is a day of immense anguish for all of us. We feel time slipping through our fingers. We cannot allow my father’s future to be cut short by a financial barrier.
That’s why today, I’m asking for your help. Every donation, no matter how small it seems, is a ray of hope for us. It brings us closer to our goal, allowing us to cover the cost of this vital surgery and the care my dad will need for a full recovery. Your generosity can give my father a second chance, allow him to hug my children, his grandchildren, again, and continue to be the beacon that illuminates our lives.
Help us ensure that my father’s heart, which has given so much for us, receives the care it needs to keep beating strongly. Your help is my dad’s hope, and ours.
